74 Poemas tristes
Soledad.
Soledad, vieja amiga
Regreso a tus brazos
Como un bebé a los brazos de su madre
En busca de consuelo.
Vuelvo como un caminante en medio del desierto;
Buscando una fuente de agua para saciar su sed.
Sabes? No he estado bien
He tenido dudas que no se han resuelto
He lastimado corazones por culpa de mi aislamiento.
He decepcionado vidas por culpa de mis lamentos.
Tuve en mis manos al mas dulce de los seres
Era como un ángel encarnado,
Su belleza era única, su sonrisa inigualable
Su presencia era radiante y su corazón era bondadoso.
Pero no fui suficiente para ella
No cumpli sus expectativas
Solo apagué su brillo
Y le arrebate su sonrisa.
Sabes? No he cambiado mi pasado,
Sigo con los mismo temores
Sigo con las mismas heridas
Sigo con los mismos dolores
Sigo siendo un muerto en vida.
Por eso regrese a ti, amiga fiel
que me escuchas sin juzgar,
que sabes mis secretos,
que me cubres mientras tengo frío.
que me cosuelas cuando nadie más está.
Alguien por favor salveme!
Estoy sentado en el rincón implorando ayuda,
Grito con todas mis fuerzas!
Alguien me escucha?
Tengo miedo!
No quiero seguir en esta obscuridad.
Estoy... solo...
Alguien ayudeme...
GRACIAS
Gracias, mujer; tú me quisiste un poco,
nunca soñé tener cuanto me diste,
siguiendo otra visión, estaba loco;
buscando otro placer, estaba triste...
En mi espejismo, nunca llegué a verte,
ni te sentí, ni te soñé siquiera;
pero así es el el amor, como la muerte,
que cuando va a llegar, nadie la espera.
Buscaba otra mujer, y del follaje
surgiste tú, integral en mi vacío.
Así vamos, sedientos, en un viaje,
y en pleno viaje nos detiene un río.
Toma un beso, otro beso, hasta con llanto
voy pagando el amor que te debía.
Gracias, mujer que me has querido tanto...
Pero no es esto lo que yo quería...
ANDAS TRISTEZA Y SOLEDAD EL CANTO...
Andas tristeza y soledad,
El canto hizo sus maletas.
Negra voz del alma busca
llantos de tu calavera.
Es de la fresca mañana,
temblores de fría sombra,
ruina del gusto y el verso
nubarrones de zozobra
Una escultura del duelo,
Monumento del vacío.
El triunfo del desamparo,
Tu silencio decaído.
Camina con su abandono
Camino de melancolía,
Caminante de perdición,
La desamparada alegría
La lejanía y la soledad,
En su presencia cansada;
El ahogo y desaliento,
En su fragancia apagada
Desánimo, ausencia, vacío,
En su aliento, su quejido.
Apatía, abatimiento,
Sonidos de su latido
Cementerio de sus sueños
Derramada de tragedias,
Rebosante de vacíos,
Y ahogada bajo ausencias
Sordo páramo de gritos,
mudo su alejado canto,
Cantos de olvidado sueño,
Sueño en penas enterrado.
Sueños del ayer
Sueños del ayer, desvanecidos;
Como las huellas en la arena del mar,
Metas estancadas
Por enfermedades que no acabaran,
Promesas fallidas
De un alma luchando por continuar.
La parca me busca con anhelo
Para mi juicio final,
Llevándome con esmero
Al pozo de la mortandad
Corriendo con desespero
Hacia mi humanidad
Llenándome de miedo
Y de inmensa oscuridad.
Ya sin fuerzas trato de luchar
Hago lo que puedo para continuar
Pero lo que me queda es esperar
Una señal de vida que me permita
Llenar
Ese vacío que a mi alma agobia
Pero siempre me logra desesperar
Adelantando así mi momento final.
No se atrevan a sollozar
No hagan el mínimo esfuerzo
Por recordar
A este individuo que con dificultad
Llego a mejorar
Pero que dio todo por tratar de enmendar
Esos errores de su pasado
Que no lo dejaron avanzar…
LIED
La mañana está de fiesta
porque me has besado tú
y al contacto de tu boca
todo el cielo se hace azul.
El arroyo está cantando
porque me has mirado tú
y en el sol de tu mirada
toda el agua se hace azul.
El pinar está de luto
porque me has dejado tú...
y la noche está llorando,
noche pálida y azul,
noche azul de fin de otoño
y de adiós de juventud,
noche en que murió la luna,
¡noche en que me has dejado tú!
Creia conocer el dolor
Creia saber lo que era el dolor hasta que te vi incapaz de caminar y de comer sin ayuda.
Creía saber lo que era el dolor hasta que te vi incapaz de seguir respirando.
Solo he conocido el verdadero dolor cuando me di cuenta que, por mucho que hiciese, no fue suficiente para salvarte.
Solo he conocido el verdadero dolor cuando te vi cerrar los ojos por última vez
BALADA DEL AUSENTE
Entonces no me des un motivo por favor
No le des conciencia a la nostalgia,
La desesperación y el juego.
Pensarte y no verte
Sufrir en ti y no alzar mi grito
Rumiar a solas, gracias a ti, por mi culpa,
En lo único que puede ser
Enteramente pensado
Llamar sin voz porque Dios dispuso
Que si Él tiene compromisos
Si Dios mismo le impide contestar
Con dos dedos el saludo
Cotidiano, nocturno, inevitable
Es necesario aceptar la soledad,
Confortarse hermanado
Con el olor a perro, en esos días húmedos del sur,
En cualquier regreso
En cualquier hora cambiable del crepúsculo
Tu silencio
Y el paso indiferente de Dios que no ve ni saluda
Que no responde al sombrero enlutado
Golpeando las rodillas
Que teme a Dios y se preocupa
Por lo que opine, condene, rezongue, imponga.
No me des conciencia, grito, necesidad ni orden.
Estoy desnudo y lejos, lo que me dejaron
Giro hacia el mundo y su secreto de musgo,
Hacia la claridad dolorosa del mundo,
Desnudo, sólo, desarmado
bamboleo mi cuerpo enmagrecido
Tropiezo y avanzo
Me acerco tal vez a una frontera
A un odio inútil, a su creciente miseria
Y tampoco es consuelo
Esa dulce ilusión de paz y de combate
Porque la lejanía
No es ya, se disuelve en la espera
Graciosa, incomprensible, de ayudarme
A vivir y esperar.
Ningún otro país y para siempre.
Mi pie izquierdo en la barra de bronce
Fundido con ella.
El mozo que comprende, ayuda a esperar, cree lo que ignora.
Se aceptan todas las apuestas:
Eternidad, infierno, aventura, estupidez
Pero soy mayor
Ya ni siquiera creo,
En romper espejos
En la noche
Y lamerme la sangre de los dedos
Como si la hubiera traído desde allí
Como si la salobre mentira se espesara
Como si la sangre, pequeño dolor filoso,
Me aproximara a lo que resta vivo, blando y ágil.
Muerto por la distancia y el tiempo
Y yo la, lo pierdo, doy mi vida,
A cambio de vejeces y ambiciones ajenas
Cada día más antiguas, suciamente deseosas y extrañas.
Volver y no lo haré, dejar y no puedo.
Apoyar el zapato en el barrote de bronce
Y esperar sin prisa su vejez, su ajenidad, su diminuto no ser.
La paz y después, dichosamente, en seguida, nada.
Ahí estaré. El tiempo no tocará mi pelo, no inventará arrugas,
no me inflará las mejillas
Ahí estaré esperando una cita imposible, un encuentro que no se cumplirá.
Confesiones
Enviado por adrianny-gold Seguir
Estoy aquí sola
con solo el espejo de compañía,
considerando me deshonra
por mis acciones de malicia.
Mi pecado es amarlo
y mi condena es el rechazo.
Codicie el árbol malo
y la confianza me han quitado.
La locura es quien escribe
pero decidió firmar con mi nombre.
Donde estoy solo hay gente que finge
y a sus espaldas corazones rotos.
Entre la guerra y la paz,
justo en el punto medio.
No se como terminara
si sigo desahogándome entre versos.
El dolor pronto menguara
y eso es lo que espero.
Mis huesos se quiebran por el mal
que inunda todo mi cuerpo.
Autor: Adrianny Garcia
Superhéroe
"Desde que era chiquita crecí
mirando la televisión en donde
había un superhéroe o una superheroína
y salvaban a todo el mundo.
Siempre me dije de chica que
no quería que ningún superhéroe o superheroína
me salvara, que yo misma podía hacerlo.
Pero ahora que soy adolescente,
ahora que es de madrugada
y ahora que me encuentro tapando
mi boca para no soltar ningún quejido
Para no despertar a nadie
mientras mis lágrimas caen por mis mejillas
manchando mi cara a su paso, pienso
Si habrá alguien llamado superhéroe
o superheroína que esté allá afuera
dispuesto o dispuesta a salvarme
de este acantilado de emociones.
En donde caigo y caigo y siento
que esto no tiene fin.
EL VALLE INTRANQUILO
Hubo un tiempo en que el valle sonreía,
silencioso, aunque nadie allí vivía;
su gente había marchado hacia la guerra
confiando el cuidado de esa sierra,
por la noche, a la mirada fiel
de las estrellas desde su azul cuartel
y de día, a los rojos resplandores
del sol que dormitaba entre las flores.
Mas ahora para todo visitante
el valle triste es inquieto e inquietante.
Nada allí se detiene un solo instante...
nada salvo el aire que se cierne
sobre la soledad mágica y perenne.
¡Ah, ningún viento agita los ramajes
que palpitan como el glacial oleaje
en torno a las Hébridas salvajes!
¡Ah, ningún viento empuja el furtivo
manto de nubes que, sin respiro,
surcan durante el día el cielo esquivo
sobre las violetas allí esparcidas
como ojos humanos de mil medidas...!
sobre las ondeantes azucenas
que lloran junto a las tumbas ajenas!
Ondean: y en sus pétalos más tiernos
se juntan gotas de rocío sempiterno.
Lloran: y por sus tallos claudicantes
bajan perennes lágrimas como diamantes.
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